El color
gris de Lima se va transformando conforme se acerca la temporada de invierno.
Entre junio y octubre, las laderas de los cerros se cubren de un manto verdoso,
gracias a la humedad de la neblina y a las garúas de la estación. Un espacio
perfecto para el crecimiento de vegetación y el descubrimiento de nuevos seres vivos. Este fenómeno se
denomina loma costera. Un atractivo natural que deja maravillado a cualquiera
que lo contempla.
Las lomas de Lúcumo |
El color
opaco de los cerros se transforma a un verde esperanza durante este periodo,
formando 70 mil hectáreas de biodiversidad. Unas 150 hectáreas de ellas lo
conforman las lomas de Lúcumo, considerada el primer ecosistema frágil del
Perú. Este lugar se ubica en el distrito de Pachacamac.
Además de contemplar el verdor de su naturaleza, se puede apreciar varias morfologías en sus rocas. Tal es el caso del "Cuy" |
Las lomas
de Lúcumo están bajo la administración y el mantenimiento de los pobladores de
la comunidad de Quebrada Verde, lugar que tiene más de 3 mil habitantes. En la
actualidad, cerca de 350 personas están involucradas de manera directa con la
conservación y la revalorización de este ecosistema. Sin embargo, hace más de
15 años, sus residentes no apostaban por su preservación.
“Es un
cerro más…”, “Qué beneficios traerá al pueblo de Quebrada Verde…”, “Es una
pérdida de tiempo…”, aseguraban años atrás algunos vecinos de la comunidad. Pero
había una persona que tenía otro pensamiento. Jacinto Mendoza miraba con otros
ojos aquel “cerro”.
En ese entonces, la comunidad de Quebrada Verde atravesaba
un déficit económico. Los trabajos que ejercía la población, como la ganadería
y el pastoreo, ya no rendían como antes. Por eso se debatió sobre cómo sacar
adelante a la comunidad. Jacinto consideró que la preservación y promoción de
las lomas de Lúcumo era la única solución.
Y así fue. Jacinto
inició su sueño. A pesar de no tener el apoyo total de su comunidad, apostó por
la conservación de las lomas. Esta decisión le generó varios conflictos,
incluso en su hogar. Recuerda que estuvo a punto de separarse de su esposa.
Pero, inmediatamente desborda una sonrisa al decir que ahora, ella está más
involucrada que él.
“Estaba a punto de separarme de mi esposa por formar
parte de las lomas. Incluso no le dedicaba mucho tiempo a mis hijos. Esto llegó
a involucrar a toda mi familia (…) Pero ahora, mi esposa está más dedicada en
las lomas que yo”, expresa alegremente Jacinto.
El hombre de, aproximadamente, 45 años asegura que
el principal motor que tiene para la conservación de las lomas es su deseo de
mantener este espacio natural en el futuro. Cuenta que desde muy pequeño iba a
las chacras con su padre, para obtener alimentos. “En ese entonces, todo era
verde. Ahora es distinto. Tengo miedo de que todo se pierda”, expresa con voz
pausada.
Jacinto Mendoza. Fuente: Rumbos |
El sendero de Lúcumo
En 1996, la conservación de este ecosistema se
empieza a trabajar a través de un plan de desarrollo y ordenamiento
territorial. Jacinto y sus demás compañeros trabajaron de manera ardua para
poder diseñar el proyecto que pondría en marcha la preservación y promoción de
las lomas. Fue una tarea compleja pero lograron hacerlo, gracias al grupo GEA y
la ONG Manuela Ramos, que ayudaron a la elaboración del proyecto.
Al inicio no contaban con dinero suficiente para el
desarrollo de su proyecto. La municipalidad tampoco los apoyó. Por esta razón
se empezó a manejar contactos externos, logrando la inauguración del circuito
de las lomas en agosto del 2003. Y es así que después de varios años, Jacinto
pudo ver el primer fruto de su perseverancia y esfuerzo.
A pesar de las dificultades, Jacinto logró su
cometido. Siente que dio todo de él para que esto funcione. Y tiene mucha razón.
Fue una de las pocas personas que apostó por la preservación de las lomas.
“Las lomas son mi vida. Si las lomas desaparecieran,
yo debería morir. He dado mi vida para que esto pueda funcionar. Más adelante,
mis hijos podrán decir que esto es legado de su padre. Una persona que
persistió”, finaliza Jacinto con un brillo en los ojos.
Actualmente, cada inicio de la temporada del
invierno se celebra. Varios integrantes de Quebrada Verde y el público en
general se reúnen para realizar un tributo a la tierra, con la finalidad de
agradecer a la pachamama y pedir un buen comienzo en el periodo de lomas.
La apacheta. Cada visitante deja una piedra como agradecimiento a la tierra. |
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