Es domingo. El reloj marca las 10 de la mañana y el
sol comparte su calor. Es un buen día para poder disfrutar en familia o dar un
paseo por los lugares aledaños de nuestra ciudad. O mejor aún, poder disfrutar
de las exposiciones culturales que nos ofrecen los museos.
Soldados de Terracota, China |
El espacio es muy amplio pero está casi vacío. Solo
se observa a un grupo reducido de 5 turistas, liderado por una de las guías del
Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. Quizás la poca
afluencia sea por la hora. Pero esto pasa a un segundo plano cuando empiezas a
recorrer todo el lugar. El recinto está lleno de misticismo. Tiene la capacidad
de retroceder décadas y trasladar a las personas a un lugar distinto al actual.
Cada pasaje está ambientado de acuerdo a las
culturas que precedieron a la República del Perú. Desde la cultura Paracas
hasta llegar al imperio incaico. Todo el bagaje cultural expuesto en los
interiores de un solo museo. Cuando se cree haber terminado el recorrido, te
percatas que el trayecto sigue. Pero esta vez con un toque oriental.
En el pasadizo trasero de la sala de la exposición
del Tahuantinsuyo se observa algunos adornos tradicionales chinos. Los
farolitos de color rojo con amarillo cubren la parte superior del tramo. Son
como una especie de nuevos guías. Sigues su orden y te trasladas a otro
espacio. Sin duda, te encuentras en la
unión de dos culturas. Tal y como lo indica el nombre de esta exposición.
La muestra se denomina Dos Culturas Unidas por el mismo Océano: Exposición de
Reliquias Culturales Chinas en el Perú. En ella se contempla un sinnúmero de
los fascinantes trabajos de arte, principalmente, hechos en jade.
Porcelanas de decoración, pertenecientes a la Dinastía Qing |
Dragón hecho en bronce de oro. Arte realizado por la Dinastía Tang |
Esta exposición ofrece, alrededor, de 120 reliquias de la
cultura China. Una población que alcanzó su mayor esplendor cultural mientras
que en Perú se iniciaba la primera civilización en América, la ciudadela de
Caral.
El misticismo inicial cobró mayor intensidad al observar la
sala llena de personas. Todas mirando a una sola dirección. Muchas de ellas
lucen asombradas. ¿La razón? Tres piezas de los soldados de Terracota, que
fueron encontradas en la tumba de Qin Shi Huang, primer emperador de China. Un
hecho similar que ocurría con el señor de Sipán. Ambos enterrados con sus
pertenencias y miembros militares, para seguir prevaleciendo y defendiendo lo
suyo hasta el “más allá”.
Sin duda, el mensaje
que nos deja esta exposición es la gran similitud que tuvieron China y Perú. No
solo en el arte, sino en las costumbres de sus pobladores. Queda claro que no
solo están unidos por el mismo océano, sino también por una ferviente creencia
e interculturalidad.
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