domingo, 19 de junio de 2016

Diversidad cultural y comunicación para una educación intercultural

La diversidad cultural abarca numerosos factores como cultura, normas de vida, cosmovisión, diversidad geográfica, lengua, composición demográfica, interacción con la sociedad y ordenamiento jurídico. Perú no escapa de ello, ya que es considerado un país pluriétnico, multicultural y plurilingüe.


La riqueza cultural de sus tres regiones (Costa, Sierra y Selva) se manifiesta de manera independiente. Cada una de ellas presenta sus propias características culturales, económicas y políticas. Pero, ¿por qué siendo tan ricos en diversidad cultural, aún se margina las lenguas maternas en nuestra sociedad? Esta es la premisa por la que parte este ensayo, para analizar qué factores intervienen en la educación intercultural en nuestro país. En los siguientes fragmentos, mencionaré puntualmente estos términos: identidad cultural, educación bilingüe e interculturalidad. Asimismo, recalcar el valor fundamental de la comunicación para la propagación y articulación de diferentes culturas, que sin duda, es benéfica para fortalecer  la equidad nacional.

IDENTIDAD CULTURAL
Según SERVINDI (Servicios de Comunicación Intercultural), la identidad cultural es el conjunto de rasgos que dan el tono peculiar y característico a una cultura, constituyéndola como una unidad diferente. Esta expresa la manera de ser o pertenecer a un pueblo y estar en el mundo; está formada por la cultura, la tradición y la lengua.

En 1995, la mayoría de los países latinoamericanos reconoce su condición multilingüe y pluricultural y la necesidad de establecer lineamientos de política educativa para la interculturalidad. Lo que implica incluir en los currículos de estudios, además del componente lengua, el componente cultura que abarca los conocimientos, saberes, cosmovisión y otros rasgos propios a cada pueblo.

Partiendo de lo mencionado, se puede destacar la relación de educación bilingüe, interculturalidad e identidad cultural. Por eso es necesario mantener la lengua materna para garantizar la transmisión de los valores sociales y culturales de los/las niños/as, afirmando su identidad cultural y su pleno desarrollo. Asimismo generalizar y garantizar una educación básica bilingüe intercultural para que se incluya a los/as habitantes de lenguas ancestrales en las ciudades.

EDUCACIÓN BILINGÜE
Perú es una nación plurilingüe. En él coexisten 44 lenguas, siendo el castellano la lengua de comunicación nacional; 40 lenguas amazónicas (aguaruna, ashaninka, shipibo, cashivo, nomatsiguenga, yanesha, etc); tres lenguas andinas, el quechua, aimara y el jacaru, todas ellas agrupadas en 17 familias lingüísticas, de acuerdo SERVINDI. A pesar de ello, esta característica no cumple  su rol principal que es la revaloración y la perennidad en el tiempo, ya que en la mayoría de las escuelas no existen currículas  que permitan una educación con la lengua originaria.

Ante la ausencia del Estado, los/as niños/as que cursan los colegios manejan códigos muy distintos a los de su contexto sociocultural. Los materiales, como los libros, de los/as niños/as de provincia presentan imágenes y gráficos que escapan de su realidad. Incluso, no existe un reforzamiento de su lengua madre. Hay una supremacía en el manejo del castellano, dejando a segundo plano sus lenguas originarias.

Por esta razón, es muy importante que los/as niños/as aprendan a leer y escribir en la lengua que saben hablar, de lo contrario solo aprenderá a dibujar y representar las letras de manera mecánica. También es necesario que los materiales que se empleen para el aprendizaje de los/as niños/as registren características y bondades que presenten su entorno social. Para ello, se propone una educación intercultural con la finalidad de incluir todas las riquezas culturales en nuestro país y fomentar una mejor preparación en las aulas.

INTERCULTURALIDAD
La exclusión y discriminación no solo se viven en las escuelas, sino también en otros ambientes como las calles, lugares públicos, y familia. El solo hecho de cuestionar y juzgar las capacidades y costumbres de otra persona por no compartir características semejantes a la nuestra, ya se está fomentando este tipo de desigualdad.

Ante este tipo de exclusión se suma las deficiencias políticas sociales. Un ejemplo clave de ello es el bajo porcentaje de las mujeres indígenas al acceso de educación superior. La información deficiente y malas estrategias provocan el aislamiento de la población.

Para combatir esto se plantea el empleo de la interculturalidad. Este término determina cuán relacionadas e interactuadas están los diferentes componentes de nuestra cultura. Su objetivo central es la inclusión y prevalecimiento conjunto, para vivir en forma armoniosa en su solo espacio, pero respetando la cultura y la cosmovisión de los/as demás. Con el fin de construir una sociedad plural basada en los principios de democracia, equidad y ciudadanía, respeto a los derechos humanos y a los derechos de los pueblos indígenas.

Para  el desarrollo de la interculturalidad, intervienen las instituciones académicas que se ocupan de la formación de recursos humanos para la educación intercultural bilingüe, entre estas instituciones están las universidades, las organizaciones indígenas, los ministerios de educación y la cooperación técnica internacional. Constituye un punto de correlación, de articulación social entre personas y grupo sociocultural y económicamente diferentes. No trata de desaparecer las diferencias culturales o de formar identidades mezcladas. Pretende una interacción entre la pertenencia y la diferencia, una interacción entre el pasado y el presente.

COMUNICACIÓN
En el aspecto comunicativo, quiero mencionar mi apreciación sobre algunos capítulos del libro  Otro territorio, ensayos sobre el mundo contemporáneo (1996) del sociólogo brasileño Renato Ortiz. En los fragmentos de este texto, el autor cuestiona y hace un paralelo en cuanto a la acepción que se le da a las terminologías de masa y multitud. Se entiende como multitud a un grupo de personas de clase emergente con exigencias de participación política y ciudadana, considerado como un agrupamiento irracional. Por tal, se desprende sus siguientes características: heterogeneidad e individualidad. Lo contrario pasa con la “cultura de masa”, ya que lo que prima es su homogeneidad y nacionalismo. Por esta razón sostiene que su base primordial es el consumismo. De esta manera se puede lograr la estandarización y homogeneidad de las personas, dejando de lado una de las finalidades del mercado-la de socialización-convirtiendo a los usuarios en máquinas imitadoras. Esto no es ajeno a nuestra realidad, de por sí, los efectos de la globalización han profundizado la brecha de la interculturalidad, conllevando al apego y supremacía de una sola cultura, la occidental.

Finalmente, Ortiz hace referencia sobre la globalización, haciendo una crítica en cómo el modernismo y su accionar debilitaron las actividades tradicionales. Es decir, se tiene la percepción de que lo moderno y globalizado es superior a cualquier acto tradicional. Cuando su finalidad debería ser la de reforzar y complementar, sin necesidad de jerarquizar o priorizar otras culturas. Un claro ejemplo se vive en el consumismo. Las prendas de vestir, los alimentos, la música, entre otros objetos o actividades se rigen solo en una sola cultura, provocando que las demás solo estén de exhibición u ornamentación. De esta manera se impone una cultura sobre la otra. Sin mencionar otros supuestos beneficios que traería consigo esta globalización, como las tecnologías y medios de comunicación. Esto debido a que todas las comunidades no la pueden acceder. Al fin y al cabo, es evidente que la esperada globalización ha dado pie a que la brecha aún siga profundizándose.

Es evidente que el lenguaje, la educación y la comunicación son bases fundamentales para lograr la interculturalidad. Por esta razón, se debe profundizar en ellas. No solo pidiendo políticas en el Estado, sino que desde las mínimas acciones que podamos realizar, se puede obtener un cambio de vida para nuestros semejantes, lograr la armonía y estabilidad deseada.

En la medida que seamos conscientes de esta situación podremos avanzar en su práctica  de la interculturalidad como un desafío y un proceso en construcción de una sociedad equilibrada, democrática y armoniosa. Está en nuestras manos contribuir al reconocimiento y revaloración de cada cultura de nuestro país, no es necesario ser educadores para fomentar el aprendizaje. Con solo un acto desde nuestros espacios, podremos lograr un cambio significativo que será beneficioso para el Perú.


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