sábado, 17 de septiembre de 2016

El tesoro intercultural del Mercado Nº 1 de Surquillo

El reloj marcaba las 9 de la mañana. Conforme las perillas avanzaban, un sinnúmero de personas se juntaban en un solo espacio. Algunas de ellas estaban acompañadas. Otras preferían seguir el curso del tiempo de manera independiente. Unas estaban alegres. Otras, preocupadas. Sus estados de ánimo pasaban a un segundo plano cuando se dirigían a los puntos claves del tesoro intercultural que guarda cada puesto del mercado Nº 1 de Surquillo.

Entrada del Mercado Nº 1 de Surquillo
El color de las frutas, el agradable aroma de los vegetales y el exquisito sabor de la comida -como recién hecha en casa- dan la bienvenida a todas las personas que se concentran en este espacio. En ese momento, ellas comparten un solo sentir: disfrutar de la diversidad del lugar.

Para empezar la jornada del día, la señora María de, aproximadamente, 40 años brinda a sus comensales dos deliciosas opciones. Una es la potente sopa blanca y la segunda, un suculento caldo de gallina. Estos platos son preparados por las manos ayacuchanas de esta mujer.

María vive en Lima desde que tenía 16 años. Dejó la tierra de Vilcashuamán para obtener una  mejor calidad de vida. Este objetivo lo está cumpliendo al lado de su pareja e hijas quienes la ayudan en la venta de comida en su stand llamado “Juguería Jimena”, ubicado en el puesto 29 del mercado.

Hace un año, María se libró de las cuotas mensuales del alquiler del puesto. Ella logró comprar la tienda. Su esfuerzo y constancia se refleja en sus potajes que, sin duda, son los indicados para obtener la energía necesaria para seguir recorriendo el lugar.

A unos puestos se encuentra una señora que selecciona y ordena las frutas de manera cuidadosa. Su nombre es Reina y es chiclayana. Ella tiene más de 50 años vendiendo frutas en el mercado. En su puesto hay una gran variedad de estos productos. Se puede encontrar desde las más conocidas, como las uvas, hasta las más exóticas. Un ejemplo de estas últimas es la pitahaya, una fruta rica en vitamina C. Su precio es de 38 soles el kilo.

Fruta Pitahaya
Según Reina, la pitahaya es una fruta con gran potencial curativo. Asegura, también, con mucha alegría que los higos que ella vende pertenecen a su localidad. Y que son únicos en todo el mercado.

Su entusiasmo se desvanece al recordar que el centro de abastos ha perdido una de sus esencias: la festividad. Ella afirma que desde hace mucho tiempo no se celebra el aniversario del lugar. Que muchas personas se han olvidado de la alegría y la unidad que antes las caracterizaban. Solo le queda evocar las imágenes en las que se divertían y organizaban para celebrar a lo grande un año más de fundación.

A los exteriores del mercado se observa a una mujer que va hilvanando diferentes prendas. Su nombre es Giovana. Ella ofrece artesanía y tejidos. Los colores llamativos que utiliza para la confección de sus productos guardan mucha relación con su procedencia. Esta huancavelicana junto a su niño de, aproximadamente, 6 años viene al mercado todos los fines de semana. Ambos hablan en quechua de manera espontánea, un hecho que cautiva a cualquier transeúnte que los escucha.

Giovana. Artesana huancavelicana
Giovana, quien apenas puede hablar bien el castellano, comenta que se traslada desde Ate hasta Surquillo por la represión de los serenos. Afirma que no la dejan trabajar en los mercados de su distrito y que la botan. Esto no le permite llevar un pan a su mesa. Por eso prefiere movilizarse y trabajar en otros lugares.

Así como María, Reina y Giovana existen más personas que se dedican a vender productos en diferentes centros de abastos del Perú. Cada una de ellas coloca su sello de origen en cada objeto que ofrecen.

El mercado Nº 1 de Surquillo tiene más de 70 años acogiendo a diferentes personas de diversos puntos del país. También recibe a extranjeros, quienes se quedan impresionados por toda su riqueza. Este mercado no es reconocido únicamente por la calidad de los  productos que ofrece, sino por el gran bagaje cultural que conserva en cada rincón de su establecimiento. Un tesoro que cualquier persona quisiera conocerlo.


Para hallarlo es necesario contar con un mapa y una buena dosis de motivación. La primera herramienta permite orientar y guiar qué sendero continuar. Y la segunda, a persistir en el trayecto. Eso es lo que demostraron los tres personajes mencionados.

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